Por muchos años la región del Caribe ha permanecido libre de la Sigatoka negra. Este ya no es el caso y la Mycosphaerella fijiensis ya ha invalido los países de mayor exportación del Caribe: la Répública Dominicana (600000 toneladas/año) desde 1996 y, más recientemente, las islas de las Antillas Francesas (270000 toneladas/año), Martinica (2010) y Guadelupe (2012). Aquí analizaremos la forma en que estas islas han enfrentado la enfermedad en ambientes y limitaciones específicos. En la Répública Dominicana la agricultura orgánica es la más de 1800 pequeños agricultores que poseen criterios de control de plagas muy variados. Aunque el clima de esta isla es seco, el control de la Sigatoka negra sigue siendo un reto y hemos podido demostrar que las estrategias de previsión podrían adaptarse a los sistemas de cultivo orgánico y que el control de la Sigatoka negra podría lograrse a través de prácticas agronómicas adecuadas. En las Antillas Francesas el clima es más húmedo y los controles químicos se ven estrictamente limitados por la legislación: sólo unos pocos fungicidas (sistémicos) han sido aprobados y la fumigación aérea fue totalmente prohibida en el 2012. Bajo estas condiciones, las estrategias de previsión dependen del manejo de la resistencia a fungicidas, que es un desafío en el nuevo contexto de aplicaciones terrestres de fungicidas que han sido totalmente descentralizadas para más de 600 productores de banano. En dicho contexto, las investigaciones sobre controles alternativos se ven prometedoras y están aún bajo estudio. (Texte intégral)